Los jóvenes estamos tan inmersos en el mundo de las tecnologías que necesitamos que nuestra vida se base en todo tipo de aparatos eléctricos en los que estar conectados tanto con amigos como con cualquier cosa.
El problema es que desde pequeños hemos estado rodeados de tecnología, tanto los televisores como, en menor parte, los teléfonos móviles. Aunque nosotros no nos podemos quejar porque los niños de ahora están rodeados de todo tipo de aparatos electrónicos, televisión, móvil, ordenador, videojuegos…
Tal adicción es debida a que tenemos demasiado tiempo libre, mientras estamos en nuestras casas enganchados a la play o a cualquier otro videojuego podríamos estar en un parque con amigos o yendo a clases particulares o de nuestro interés.
Aunque también según de la manera que lo mires, muchos estudios han afirmado que los niños que tienen una infancia con juegos de estrategia y agilidad tienen muy buenos reflejos, y eso puede servir para un futuro.
Internet tiene sus cosas buenas y sus cosas malas porque en internet puedes encontrar cosas de todo tipo, tanto información para el colegio como cosas no aptas para menores. En internet hay muchísimas páginas donde puedes sacar información de todo tipo, páginas donde poder comunicarte con tu seres queridos, páginas donde poder entretenerte…
En internet tienes todo lo que necesitas pero hay cosas no aptas para los menores que pueden encontrar en cualquier momento (publicidad con contenidos sexuales, páginas porno…) y estas páginas están al alcance de todo tipo de gente, tanto adultos como niños pequeños.
La televisión no solo atrae a los jóvenes, sino que atrae a todo tipo de público. Todos nos vemos emergidos en el mundo de la televisión, y esta tiene una parte positiva, que es toda la información que nos entrega ( informativos, documentales…) y también parte negativa, que es todos los contenidos adictivos que encontramos en ella (programas de corazón, dibujos no aptos totalmente para niños, series…).
Todos los jóvenes estamos enganchados a estas tecnologías, pero son tanto positivas como negativas. Y yo pienso que un adolescente como nosotros es capaz de juzgar lo que es bueno o malo para él, es decir, que toda la culpa no la tienen los medios de comunicación sino que también a tenemos nosotros.